Quizás deba ir a ver a un psiquiatra me dije mientras giraba la llave en la cerradura. Escapé de casa para evitar escuchar mâs de lo mismo. Bajé los cuatro pisos por la escalera, miraba mis nuevos zapatitos ecológicos que aún no sé definir su color, mostaza o beige. En cada piso encontraba voces altas de excitación, tanta algarabía traspasaba las puertas de madera. Al llegar a la planta, a unos pocos pasos del ascensor, hay un patio en forma de cuadrado, està lleno de plantas, piedras redondas pequeñitas y flores muy sofisticadas, très, très jolie. Algunos vecinos bordeaban el pequeno jardîn, saltaban emocionados, se abrazaban, iban codo a codo con una sonrisa desbordante y contagiosa. Sus conversaciones eran las mismas en cada piso, asî que me apresuré a salir del immueble, presioné el botôn "sortie". Ya en la calle, me sentîa a salvo de esos debates de mis vecinos. Caminé sin rumbo fijo. Sin embargo a cada paso, uno mâs y otra mâs que balbuceaba...
I write for absolution