Cerca de la medianoche, ella iba de un lado para el otro, colocándose los aretes, pintándose los ojos, y preguntando a la vez, dónde está tu padre ? Espero que no llegue borracho este huevon ! Sabe que tiene que estar acá temprano y ni sus luces. Yo tengo que hacer todo, felizmente el lechón ya va estar listo. Si tu padre viene borracho me va a escuchar. Así que rogaba para que llegara a la hora y no tener que escuchar más a mi madre. Efectivamente él llegó algo sazonado, « no es que me encontré con un amigo y ya una copita y luego otra, no vi la hora » Ya anda cambiate de ropa ! Ordenaba mi mamá. El ambiente era aspero como la piel de un erizo. Mi hermano y yo ya queríamos comer, pero habría que esperar hasta las doce, qué estupidez decía para mis adentros a lo que mis tripas acertaban. Al menos tomamos algo de chocolate con panetón. A mi hermano no le importaba en si, él se entretenía con los vecinos, los cohetecillos y las chispita...
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