Cerca de la medianoche, ella iba de un lado para el otro, colocándose
los aretes, pintándose los ojos, y preguntando a la vez, dónde está
tu padre ? Espero que no llegue borracho este huevon !
Sabe que tiene que estar acá temprano y ni sus luces.
Yo tengo que hacer todo, felizmente el lechón ya va estar listo.
Si tu padre viene borracho me va a escuchar.
Así que rogaba para que llegara a la hora y no tener que escuchar más a mi madre.
Efectivamente él llegó algo sazonado, « no es que me encontré con un amigo y ya una copita y luego otra, no vi la hora » Ya anda cambiate de ropa ! Ordenaba mi mamá.
El ambiente era aspero como la piel de un erizo. Mi hermano y yo ya queríamos comer, pero habría que esperar hasta las doce, qué estupidez decía para mis adentros a lo que mis tripas acertaban.
Al menos tomamos algo de chocolate con panetón. A mi hermano no le importaba en si, él se entretenía con los vecinos, los cohetecillos y las chispitas mariposa.
Era a mí a quien llamaba mi mamá, « ayudame con esto », « así no cojuda » « qué esperas para alistarte ? » « dile a tu hermano que no se ensucie porque sino le voy a dar de alma »
A pesar de haber tomado la ducha, mi papá seguía con los ojos saltones por sus copitas y otra vez mi mamá «pero esa camisa ni la has planchado » « qu é ridículo es este hombre » « todo un huachafo » a lo que mi papá le respondîa con insultos, el erizo lanzaba sus dardos y yo deseaba tanto que esa noche de mierda acabe. Es imposible que Jesús haya nacido un día como hoy.
El reloj asustado dio la medianoche y mi mamá, buscando a su niño, donde está mi niño, carajo!Ese niño no quería venir a esta casa, Jesús se había escondido, casi como yo, que observaba desde algún rincón de mi sala.
Lo encontró y besó a su niño y lo colocó en su pesebre, mi papá bebía extasiado, estaba pero no estaba, como siempre.
“Feliz navidad” dijo mi madre y le diô un beso, luego gritô donde estâ tu hermano! Y yo no entendîa por qué “feliz”, esa palabra es muy manoseada. Se acercô a decirme feliz navidad y yo ni me movîa, no sentîa nada, estaba tiesa observando, como si detrâs de mis ojos llevase una cámara que todo lo registraba, para luego cuestionarme tal vez, por qué tanta hipocresía en un día como hoy.
Sabe que tiene que estar acá temprano y ni sus luces.
Yo tengo que hacer todo, felizmente el lechón ya va estar listo.
Si tu padre viene borracho me va a escuchar.
Así que rogaba para que llegara a la hora y no tener que escuchar más a mi madre.
Efectivamente él llegó algo sazonado, « no es que me encontré con un amigo y ya una copita y luego otra, no vi la hora » Ya anda cambiate de ropa ! Ordenaba mi mamá.
El ambiente era aspero como la piel de un erizo. Mi hermano y yo ya queríamos comer, pero habría que esperar hasta las doce, qué estupidez decía para mis adentros a lo que mis tripas acertaban.
Al menos tomamos algo de chocolate con panetón. A mi hermano no le importaba en si, él se entretenía con los vecinos, los cohetecillos y las chispitas mariposa.
Era a mí a quien llamaba mi mamá, « ayudame con esto », « así no cojuda » « qué esperas para alistarte ? » « dile a tu hermano que no se ensucie porque sino le voy a dar de alma »
A pesar de haber tomado la ducha, mi papá seguía con los ojos saltones por sus copitas y otra vez mi mamá «pero esa camisa ni la has planchado » « qu é ridículo es este hombre » « todo un huachafo » a lo que mi papá le respondîa con insultos, el erizo lanzaba sus dardos y yo deseaba tanto que esa noche de mierda acabe. Es imposible que Jesús haya nacido un día como hoy.
El reloj asustado dio la medianoche y mi mamá, buscando a su niño, donde está mi niño, carajo!Ese niño no quería venir a esta casa, Jesús se había escondido, casi como yo, que observaba desde algún rincón de mi sala.
Lo encontró y besó a su niño y lo colocó en su pesebre, mi papá bebía extasiado, estaba pero no estaba, como siempre.
“Feliz navidad” dijo mi madre y le diô un beso, luego gritô donde estâ tu hermano! Y yo no entendîa por qué “feliz”, esa palabra es muy manoseada. Se acercô a decirme feliz navidad y yo ni me movîa, no sentîa nada, estaba tiesa observando, como si detrâs de mis ojos llevase una cámara que todo lo registraba, para luego cuestionarme tal vez, por qué tanta hipocresía en un día como hoy.
Comentarios
Publicar un comentario